El hígado y la función hepática son parámetros de salud clave. Además, el aumento de la grasa visceral está relacionado con una peor función de los órganos. Lo cierto es que la grasa visceral, a diferencia de la grasa subcutánea o la grasa periférica, posee mayor relevancia sobre la salud. Se sabe que los depósitos de grasa visceral provocan daños a nivel sistémico relacionados con diabetes, hipertensión o enfermedades cardiovasculares. De igual manera, el hígado graso no alcohólico es una de las enfermedades más desarrolladas en el mundo occidental (1). Las causas principales para el desarrollo del hígado graso son el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades relacionadas con el riesgo cardiovascular como la diabetes, hipertensión arterial o la hipercolesterolemia. Al igual que como hemos nombrado en entradas anteriores, el riesgo de tener un hígado graso o parámetros sanguíneos cercanos al hígado graso es el aumento de las posibilidades de tener una enfermedad cardiovascular (2). Tener controladas las enzimas que regulan el daño hepático (transaminasas) y los niveles de grasa visceral son clave para el desarrollo de una buena salud.
En este sentido, el objetivo de este post es analizar y trasladar el caso de éxito que hemos obtenido en el laboratorio Wiems Lab tras la aplicación de un entrenamiento con electroestimulación global de cuerpo completo (a partir de ahora WB-EMS) 3 días a la semana durante 6 semanas en un varón sano de 104 kg de peso.
Haz click aquí para leer el estudio completo sobre aplicación de la WB-EMS en la mejora de la composición corporal en hombres.
Para conocer el estado de la función hepática en el organismo, realizamos una extracción sanguínea en la semana previa al entrenamiento, en la semana cuatro de intervención, y en la última semana de entrenamiento. De la misma manera, para el control de la grasa visceral, realizamos cada dos semanas una densitometría dual de rayos X (DXA).
Evaluación inicial
Al igual que en estudios citados anteriormente, para poder afirmar que han existido cambios tras la aplicación de WB-EMS, debemos tener una línea base. En este caso, la línea base se originó a través de:
- Extracción sanguínea: Se realizó una extracción sanguínea de la vena cubital del brazo izquierdo. La extracción fue realizada por una enfermera especializada y la sangre fue analizada tras su respectiva centrifugación. La sangre fue congelada a una temperatura de -80ºC para su conservación con el objetivo de poder analizar otros parámetros sanguíneos de interés más adelante. Se analizaron los siguientes parámetros sanguíneos: i) Colesterol total ii) colesterol hdl, glucosa y enzimas hepáticas como ALT, AST o GGT.
- Grasa visceral (VAT): Para la medición del tejido adiposo visceral se utilizó la densitometría dual de rayos X. Cabe destacar que este aparato es el gold standard para la medición de densidad mineral ósea pero no para la medición de la grasa corporal como lo podría ser la resonancia magnética. Sin embargo, ofrece datos altamente confiables sobre los niveles de grasa corporal. El tejido adiposo visceral es, como hemos dicho, aquel se acumula en la zona de los órganos y que tiene un mayor riesgo para la salud.
Planificación de entrenamiento
A modo de resumen, destacaremos que el entrenamiento se dividió en un día de ejercicio de fuerza con ejercicios de empuje, como pueden ser flexiones, sentadillas, press militar, etc. Otro día estuvo destinado al entrenamiento de fuerza pero con ejercicios de tracción como puede ser remos a una mano, peso muerto o jalones. Y, por último, un día de entrenamiento interválico de alta intensidad con cicloergómetro y elíptica.
Mejoras conseguidas
A continuación hablaremos sobre las mejoras conseguidas en este entrenamiento con electroestimulación.
Enzimas hepáticas y datos sanguíneos
Antes de comenzar el análisis destacaremos que contamos con 3 momentos temporales en los cuales se extrajo sangre: al comienzo del entrenamiento, en la semana 4 y en la semana 7 tras acabar el entrenamiento. En cuanto a las enzimas hepáticas se refiere, este sujeto obtuvo unos cambios asombrosos.
Comenzaremos analizando la enzima ALT (Alanina aminotransferasa). Un nivel elevado de esta enzima indica un posible daño hepático. Como sabemos, cuando el hígado trabaja en exceso, se libera esta enzima al torrente sanguíneo, y aumenta el riesgo cardiovascular. En esta ocasión, y sabiendo que los valores normativos de ALT se encuentran entre los 7 y las 36, y en algunos casos 50 U/L, este varón debuta en el estudio con unos valores altamente preocupantes: 125.06 U/L. Por suerte, el entrenamiento pautado logró que este valor se redujera en la semana 4 a 56.20 U/L y finalizara el estudio con unos valores maravillosos de 35.73 U/L. Si analizamos estos datos, vemos que ha habido una reducción del 71% en esta transaminasa.
Como podemos presuponer, las demás enzimas hepáticas siguieron el mismo patrón. En el caso de la AST, comenzó con 120.43 U/L, y finalizó con 24.06 U/L con una reducción aproximada del 80%. E igualmente la GGT bajó de 96.52 U/L a 42.70 U/L.
Si pasamos a otros parámetros sanguíneos, vemos como en los niveles de colesterol total este hombre comenzó el estudio con 173.35 mg/dL, pasando a tener a las 4 semanas 172.13 mg/dL, y finalizando con unos niveles de 171.77 mg/dL. El cambio obtenido en esta variable fue de 1% aproximadamente. En esta ocasión, no podríamos decir que hubo un descenso significativo del colesterol total.
A su vez, si pasamos al colesterol HDL, vemos que sus niveles iniciales fueron de 66.97 mg/dL, en la semana cuatro pasaron a 60.19 mg/dL, y finalizaron en 60.24 mg/dL. En esta ocasión, aunque no de forma rotunda, sí podemos confirmar que hubo un ligero cambio del 10% en el colesterol HDL.
En lo que a niveles de glucosa se refiere, también se aprecia un ligero cambio pasando de valores cercanos, a una leve prediabetes a valores mucho más normativos. Comenzó el estudio con unos valores de 99.01 mg/dL en ayunas, y finalizó con un valor de 89.72, es decir, hubo una reducción de -9% en los niveles de glucosa.
Tejido adiposo visceral (VAT)
Tal y como hemos comentado previamente, el VAT mide tanto por el área que ocupa, como por los gramos de grasa que posee. Este varón tuvo un nivel inicial de VAT de 602 gramos y un área de 125 cm2, y finalizó con unos valores de 408 gramos y un área de 84.6 cm2. En ambos casos, ha pasado de unos valores medianamente preocupantes puesto que >400 gramos de grasa visceral son peligrosos para la salud, y un área por encima de 100 cm2 también. Logramos producir una reducción del 33% en ambos parámetros, y logramos introducir estos valores dentro del rango normativo para esta persona, sexo y edad.
Qué aporta la electroestimulación a este proceso
Tal y como venimos explicando en posts anteriores, es difícil aislar el efecto exclusivo de la WB-EMS durante este proceso de intervención que realizamos en el Wiems Lab. El único dato que no podemos olvidar, es que esta persona ya tenía experiencia en electroestimulación. El hecho de haber estado expuesto a este estímulo previamente, hace que su efecto pueda ser un poco menor. Aun así, hemos visto en nuestros datos que la mejora ha sido asombrosa. La intervención ha tenido unos resultados estupendos.
No cabe duda, por otro lado, de que la adherencia del sujeto y el trabajo extra de la WB-EMS han propiciado un cambio sustancial en la persona.
Conclusión
La WB-EMS puede ser una herramienta útil para el descenso de los niveles de grasa corporal visceral, y para la mejora de parámetros sanguíneos relacionados con la función hepática. La electroestimulación sigue estando en continuo debate y, en esta ocasión, desde Wiems Lab podemos confirmar que la electroestimulación es útil para la reducción de la grasa visceral.
“La WB-EMS potencia los efectos del entrenamiento”.
Es importante tener en cuenta que, lejos de ser variables de cambio físico, estas variables muestran el estado de salud de la persona; por lo que la WB-EMS se posiciona en muy buen lugar para alcanzar un organismo metabólicamente sano. Hemos comprobado que sus valores de riesgo cardiovascular han mejorado, y podemos concluir que la WB-EMS potencia los efectos del entrenamiento.
Unai Adrian Perez de Arrilucea
Abraham Carlé Calo
Equipo Wiems Lab